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Muralla Roja

Imatge: 
© Fotografía del arquitecto Domingo García-Pozuelo Asins. Exposición "Muralla Roja"
"Muralla Roja" es una exposición de fotografías del arquitecto Domingo García-Pozuelo Asins que se podrà visitar del 19 de marzo al 20 de abril de 2018 en la Sala Barhaus de la Demarcación de Tarragona del Colegio de Arquitectos. La exposición es una mustra de fotografias del conocido proyecto de Ricard Bofill en Calpe.

La cala La Manzanera, situada en Calpe (Alicante) fue objeto de una pionera intervención urbanísticahacia finales de 1960 y años siguientes, bajo conceptos arquitectónicos novedosos que se alejaban de las rutinas edificatorias, de losprolegómenos del boom de la costa mediterránea española. Y el artífice del ensayo arquitectónico fue Ricardo Bofill, que planteó una serie de edificiosmás cercanos a la utopía constructivista, que a la arquitectura vulgar de los apartamentos en boga, buscando un sector de la sociedad más elitistay menos convencional. Se cuenta queen la Muralla Roja se hicieron conciertos de ópera y que por allí pasó, entre otros de la farándula, Jimmi Hendrix, yque tras su estancia en dicho edifico compuso una canción en la que habla del “castillo rojo”. En fin, leyendas cuya veracidad no se ha podido constatar aunque la canción red castle, está en algún LP y por tanto existe.

Lo cierto es que se construyeron sólo una parte de las propuestas, y aunque no fueran todas, si las suficientes para completar un conjunto de volúmenes singulares, cuya evolución ha sido diversa, y a lo que ha contribuido además de la mala educación estética de una parte de la sociedad, el desinterés de las autoridades políticas, que sólo en los últimos años han prestado algo de protección a un conjunto único e irrepetible,entre otras causas porla codicia urbanística e inmobiliaria actual, que hacen inviable nada cuyo rendimiento económico no sea pingüe, y en lo que lo masivo o colmatado no forme parte de las premisas de la promoción, algo que no fue cláusula contractual de la intervención de Ricardo Bofill.

En varias fases se fueron construyendo las distintas actuaciones de La Manzanera, iniciándose con el edificio nombrado Xanadú; algo después La Muralla Roja; y tras ellas y en orden diverso, Plexus o Los Castillos, Las Villas, y finalmente El Anfiteatro, distanciándose éste último de la línea más organicista del resto,para entroncarcon unapostmodernidadderivada de las erróneas interpretaciones que se le dio a la TENDENZA de Aldo Rossi. Y que Ricardo Bofill explotó hasta la saciedaddurante unos años, hasta que se reinventó nuevamente,pasando hacia otrosestilos sin ningún complejo. Podríamos decir que ha exprimido y sigue haciéndolo, las posibilidades de cualquier corriente arquitectónica.En todo caso ha  sobreviviendo con encomiable dignidad a todos los que despreciaron su estilo, tachado de frívolo por no seguir los dictados de las Escuelas de Arquitectura, imperantes como único pensamiento ortodoxo: el racionalismo.

En todo caso la miradadetenida sobre ese conjunto de apartamentos que dan forma al edifico llamado Muralla Roja, generala certeza deserjunto con El Xanadú, el que menos se ha alterado de su origen,- y tal vez el más conseguido de todos los que se construyeron -,de aquella urbanización inicialmente  con barrera de control de acceso y supuesta ocupación elitista, para pasar a un desarrollo vulgar del entorno, y en los que las agresiones arquitectónicas sobre Las Villas, son el paradigma de la falta de protección y de actitud insensible para con la arquitectura.

La Muralla Roja se asemeja a conceptos contenidos en esa organización laberíntica de las Medinas de los países árabes del mediterráneo, con un conjunto de maclas en un orden algo heterodoxo, a partir de una planta de cruz griega, cuyo conjunto se asemeja a una casbah y por qué no, también a la arquitectura de barro del atlas marroquí y de otros países próximos a dicha cultura.Pero donde lo monocromo se evita y el color entra con gran fuerza jugando un papel primordial para hacer más visible el relieve, los huecos, yhaciendo del mismo un signo de identidad del edificio: un hito que se asemeja  a un recinto amurallado en el borde del acantilado.

No se debe olvidar no obstante, la desaparición de lo que se dio en llamar “La Piscina del Mar”, unas instalaciones desarrolladas con gran sensibilidad en la misma cala, al pie del acantilado, que pudieran emparentarse con algún concepto de los que se manejaron en la celebrada Casa Malaparte, en Capri. La que proyectara Adalberto Libera en los años treinta del siglo XX.Esa piscina se construyó con el fin de dotar al conjunto de la urbanización de unas instalaciones comunes, incluso con un restaurante, así como un pequeño pantalán que permitía el atraque de embarcaciones de poca eslora, en una romántica visión del mar Mediterráneo, del aprovechamiento de su clima, de su luz, para solaz de lo que la escritora María Belmonte describe en uno de sus libros como “Peregrinos de la Belleza”: una larga lista de artistas sensibles que supieron adelantarse a su tiempo y a ese turismo embrutecido mediterráneo del balconing y comas etílicos que tanto nos amarga a algunos.

Domingo García-Pozuelo Asins
arquitecto


   
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